Capítulo 1 - Laboratorio
El sol estaba saliendo, una niña estaba durmiendo en una casa vieja y abandonada.
- La encontramos - Dice un hombre de piel blanca, como si fuera una serpiente blanca.
- Es muy hermosa ¿Está segura de usarla para sus experimentos? Lord Orochimaru - Dice un joven, llamado Kabuto.
- Primero quiero ver cuanto resiste al dolor - Dice riéndose entre dientes.
- Oh, me gusta lo desalmado que es mi lord - Dice Kabuto con aprobación.
- Inyéctale algo para paralizar sus extremidades Kabuto, no quiero que se escape mientras la trasladamos a el escondite - Dice Orochimaru, notando que se empezaba a despertar.
- Sí mi lord - Dice Kabuto, obedeciendo a su maestro.
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- Oh mira, ya despertó... es una pena que no pueda usar brazos y piernas - dice Orochimaru acariciándole la mejilla a Nami con falsa ternura y riéndose entre dientes.
- Déjeme cargarla en mi espalda y la llevamos, es demasiado liviana - agrega Kabuto algo impresionado.
- Nami no puede moverse... - Nota Nami, que no sentía brazos y piernas.
- No te preocupes pequeña... vas a estar bien - Miente Kabuto, ya cargándola.
Nami se vuelve a dormir, evidentemente no había dormido bien en toda la noche.
- Al fin llegamos Kabuto, tráela al laboratorio - Ordena Orochimaru.
Kabuto lleva a Nami al laboratorio y la recuesta en una fría mesa de metal.
- Le voy a medir sus signos vitales, parece desnutrida - Nota Kabuto, mientras le revisa los signos vitales de Nami.
- ¿Tiene algo serio? - Pregunta Orochimaru, preocupado por no poder experimentar con Nami.
- Sí, está deshidratada... es mejor hacer algo inmediato mi lord - responde Kabuto con prisa, mientras le dejaba de pellizcar el brazo derecho.
- Oh, pobrecita, con lo hermosa que es... es una pena que esté tan enferma - Dice Orochimaru riendo entre dientes -ponle una cánula en su brazo, le hidrataremos... y luego empezaremos a experimentar con ella.
- Entendido mi lord... ¿La amarro con las cuerdas? - Pregunta Kabuto, empezando a notar que se empezaba a despertar.
- No creo que sea necesario, si trata de escapar le enseñaré a obedecer - Responde, con expresión seria y voz gélida, digna de un verdadero psicópata.
- Me gusta la idea... - Aprueba Kabuto, con una voz cantarina y melosa.
Nami despierta, había una cánula en su brazo derecho, conectada a un suero que la hidrataba.
- Oh, despertaste cariño? - Nota Orochimaru, hablándole con falsedad.
- ¿Dónde está Nami? - Pregunta ella, con voz átona, sentándose en la mesa
- Oh, si te refieres a ti, estás en el lugar que se convertirá en el centro de tus pesadillas - Responde la serpiente blanca de la hoja.
- ¿Pesadillas? ¿Nami va a tener pesadillas en este lugar? - Pregunta ella, con algo de miedo.
- Oh si, si obedeces, puedo darte un nuevo lugar, puedo ser tu maestro - Dice Orochimaru, acariciando la mejilla de Nami con fuerza y pena hacia la niña.
La pelirroja es acostada en la mesa a la fuerza por Orochimaru, y ella mira un poco confundida.
- ¿No vas a llorar pequeña? ¿No piensas pedir que te rescaten? - Pregunta Orochimaru, con una sonrisa de oreja a oreja, una sonrisa sádica que hasta los adultos preferían no ver.
- Nami no va a pedir nada. Nami sabe que no tiene salvación... - responde ella.
- Oh, qué inteligente... ¿Ves Kabuto? Es una niña muy lista... ya la estaba por dar como un caso perdido... - Dice Orochimaru, pasando su mano por la frente de Nami - Tiene fiebre...
- Habría que dejarla descansar mi lord... es demasiado pequeña para su edad - Dice Kabuto, notando que Nami se empezaba a dormir.
Ya era tarde, pero no tanto; el reloj marcaba cinco y cuarto de la tarde y Kabuto vigilaba a Nami.
- Su respiración es demasiado rápida, es malo...
- Kabuto, revisa su temperatura.
- Es de 40º Celsius mi lord
- Ponle otra cánula y conéctale un anti febril...
- ¿Y si se siente incómoda?
- No me interesa como se sienta. Haz lo que te ordeno.
Kabuto le pone otra cánula, en la mano derecha para dejar su brazo izquierdo libre y le conecta un anti febril.
Pasa media hora, y Kabuto se pone aún más nervioso.
- Su respiración sigue acelerada...
- Es extraño... Kabuto, revisa sus signos vitales...
- Al parecer todo está bien... esto... es tan extraño...
- La voy a despertar... La mocosa no debe morir...
Orochimaru la intenta despertar, pero Nami no despertaba, entonces la empieza a sacudir cada vez más fuerte hasta que la despierta.
- Despierta mocosa - Gruñe Orochimaru, haciéndola despertar a la fuerza.
Nami despierta, pero mantiene la mirada al techo, sin hablar.
- Parece que el gato te comió la lengua - Menciona Kabuto, con una sonrisa sádica en su rostro.
- ¿Dónde está Nami? - Pregunta ella, confundida.
- En mi laboratorio... - Responde Orochimaru sin paciencia.
- Nami está incómoda... - Dice ella, con dolor en la espalda.
- Oh, pobrecita - Resalta él, acariciando la mejilla de la niña, con falso cariño - Kabuto, pásala para una cama, quiero que no sienta incomodidad cuando empecemos a experimentar con ella.
Kabuto le desconecta los dos sueros y la toma en brazos, para llevarla a una cama y poder atenderla ahí.
- Parece que está mejor, ya no está deshidratada ni con fiebre... - Dice midiendo sus signos vitales
Orochimaru toma una jeringa con una aguja enorme, una sustancia amarillenta y líquida era el componente desconocido que tenía dentro, y se acerca a Nami.
- Esto va a doler pequeña.
- ¿Nami va a sentir dolor?
- Así es, mucho dolor... más te vale que te quedes quieta y no escapes.
Orochimaru le inyecta en el brazo izquierdo, Nami se queja, y empieza a llorar y retorcerse en silencio.
La noche fue pesada para Nami, su temperatura subió otra vez por el dolor que esa sustancia le generaba.

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